lunes, 12 de octubre de 2020

¿Ñames, ajes o batatas? El descubrimiento y las ambigüedades hace 528 años

 

Mapa de Juan de la Cosa
(1500 d. C.)

En su afán por describir la nueva y exótica flora de las Antillas, en su primer diario de navegación (1492), Cristóbal Colón provocó grandes confusiones para los cronistas, comentaristas e historiadores que escribieron sobre el encuentro europeo del Caribe en épocas posteriores. Por eso, desde principios del siglo XVI, muchos comentaristas han pretendido resolver el asunto sobre si un tubérculo que Colón llamó "aje" - siguiendo el nombre que los indígenas le daban-, eran batatas o eran ñames.

La gran confusión comienza desde el día 13 de diciembre de 1492, cuando Cristóbal Colón, en su diario de navegación llamó niames a un tubérculo que le obsequiaron los indígenas a nueve marinos que habían bajado a tierra. Colón entonces anotó lo siguiente: «Dijeron los cristianos que después que ya estaban sin temor [los indígenas] iban todos a sus casas y cada uno les traía de lo que tenía de comer que es pan de niames que son unas raíces como rábanos grandes que nacen, que siembran y nacen y plantan en todas sus tierras».

Tres días después, el 16 de diciembre, y encontrándose cercano a la playa del actual Puerto de la Paz en Haití, comenzó a usar el nombre aje para referirse al tubérculo que había nombrado el día 13 como niame. En esta ocasión, anotó que había visto algunos similares en la costa occidental africana en sus viajes pre-descubrimiento: «Tienen sembrado en ellos ajes que son unos ramillos que plantan y al pie de ellos nacen unas raíces como zanahorias, que sirven por pan, y rallan y amasan y hacen pan dellas, y después tornan plantar el mismo ramillo en otra parte y torna a dar cuatro o cinco de aquellas raíces que son muy sabrosas, propio gusto de castañas. Aquí las hay las más gordas y buenas que había visto en ninguna parte, porque también diz que aquellas había en Guinea». Aunque el día 21 de diciembre Colón volvió usar el nombre niame (en este caso «pan de niame»), el almirante por primera vez anota que tal pan se hace con lo que los indios le llaman ajes.

  Otros cronistas que escribieron después del Colón comenzaron a describir el aje como un tubérculo similar a la batata, pero con ciertas diferencias en la hoja, en el tamaño, en el sabor y en el aprecio gastronómico respecto de esta última. No obstante, siempre aludieron a características bromatológicas que el aje tenía muy parecidas a la batata, sobre todo su siembra en sarmientos.

Sea como sea, la diferenciación más conocida es la que hace el cronista Gonzalo Fernández Oviedo cuando escribe: «La hoja de la batata es más harpada que la del aje, pero quassi de una manera; é asi se extiende la rama sobre el terreno, é ni más ni menos se curan…Para mí yo tengo creydo que los ajes é batatas tienen mucho deudo ó similitud, salvo que las batatas hacen mucha ventaja á los ajes, é son más delicadas é melosas.»

¿Habrán sido los «ajes» los ñames nativos («mapuey», «dunguey» o «guáyaro») que reporta en sus investigaciones paleobotánicas el arqueólogo Jaime Pagán?

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