Dita con arroz El velorio F. Oller 1893 |
La primera receta de arroz con
dulce que se llevó a la página escrita apareció en 1859, en el manual anónimo
titulado El cocinero puertorriqueño, que es, posiblemente, una copia “puertorriqueñizada”
de El cocinero cubano de 1856.
En El
cocinero puertorriqueño, reimpreso tres veces en siglo XIX, la receta fue
llamada “arroz con coco”, y no “arroz con dulce”, aun cuando los ingredientes
fueran los mismos - a excepción del jengibre-, de los que normalmente se
emplean hoy. El anónimo cocinero sugería la añadidura de cáscara de limón
verde, en vez de jengibre, como acostumbran hoy las cocineras más antiguas. Sea
como sea, la confección era elaborada entonces, al igual que hoy, para
ocasiones festivas. Manuel Alonso la refiere(con coco, por cierto) como una que
no faltó cuando describió la escena del banquete en su poema Un casamiento
jíbaro en 1849. En su Carnaval de las Antillas (1882), Luis Bonafoux Quintero
la utilizó para recrear la escena de un baile en que un joven criollo galantea
a una muchacha - al final de una danza -, ofreciéndole, además de pasteles y
majarete, arroz con coco. Cierto es que a la larga el nombre que prevaleció en
los recetarios de principios de siglo XX fue el de arroz con dulce.
El
arroz con coco es sólo una de las parientes de la familia de los arroces dulces
y húmedos que las cocineras domésticas del país practicaron por años. Los libros
de cocina más antiguos de Puerto Rico reproducen el “manjar blanco criollo”,
por ejemplo, hecho con harina de arroz remojada en leche, endulzada ésta con
azúcar aromatizada con gotitas de agua de azahar. El manjar blanco criollo
vuelve a la página escrita en 1948, en el raro recetario The Puerto Rican
Cookbook, compilado por la norteamericana Elizabeth Bellows Dooley. Este
postre, que ya es una pieza arqueológica en la culinaria dulce del país, debió
haberse originado del clásico manjar blanco de las culinarias mediterráneas,
hecho con leche de almendras, y aparecido en los manuales de cocina europeos
desde la Edad Media.
Otra
confección hermana, muy parecida al manjar blanco, (y que a veces aparece en
las recetas de los paquetes de harina de arroz marca Maga y Goya), fue el
llamado “majarete”. A éste se le añadía manteca de cerdo para darle más
consistencia a la papilla y se perfumaba con raspadura de limón u hojas de
renuevo de naranjo. Una versión más popular del majarete se hará con harina de
maíz. El majarete de arroz se reproduce en los clásicos de la década del 50,
Cocine a Gusto, de Berta Cabanillas y Carmen Ginorio (1950); y en Cocina
Criolla, de Carmen Aboy de Valdejully (1954).
El
arroz con dulce hoy se afilia esencialmente con la temporada navideña, pero al
igual que otros arroces dulces su culinaria debió estar asociada al deseo de
obsequiar en otras épocas del año y en festividades familiares y comunitarias
que simbolizaban la alegría de vivir, como las bodas, los bautizos, el carnaval,
y claro la Nochebuena y la Fiesta de los Santos Reyes.
El arroz con dulce- o arroz con coco, como
quieran-,es el que más ha perdurado de la culinaria mestiza de los arroces
azucarados de que he hablado arriba.
Excelente investigación.
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