Africanos de Guinea Bissau preparando casabe |
En 1647, mucho tiempo después que los conquistadores
aprendieran a comer casabe, el canónigo puertorriqueño Diego de Torres Vargas
narra una anécdota –en su celebrada Descripción de la Isla y Ciudad de
Puerto Rico-, que sirve en su escrito para demostrar lo aleccionador que
había sido, para los labradores de San Juan y para los fieles de la ciudad, guardarle
devoción y fiesta a San Patricio [390dC.-461dC.] santo a quien se le atribuye
la cristianización de Irlanda.
Según Torres Vargas, desde la época
de Alonso Manso, primer obispo de San Juan [1512-1539], a San Patricio se le obligaba.
Es decir, se le pedía intercesión entre Dios y los mortales isleños en momentos
de emergencia alimentaria, cuando el hambre azotaba a la población debido a
malas cosechas de yuca. Y así debió ser,
pues la documentación histórica habla que en 1514 se desató una plaga de
hormigas que destruyó más de 30 mil montones de yuca en Puerto
Rico. [1]
La referencia de Torres Vargas sobre la devoción
a San Patricio
S.Patrico rpresentado en un vitral, iglesia de San Benín, Irlanda |
desde la época de Alonso Manos es, curiosamente, su pretexto
para hablar sobre el vigor con que crecían las plantas de yuca en las
estancias fuera de la ciudad murada en 1647.
Para bonanza de los habitantes de la ciudad y de los labradores rurales, la
planta- según Torres Vargas-, comenzaba a dar frutos luego de que en 1641 una
plaga devastara las cosechas de yuca, impidiendo hacer casabe, el único pan que
comían los isleños en aquel momento.
Vale la pena citar el fragmento:
«En
tiempo de este Obispo [Alonso Manso] destruían las hormigas la yuca, que
es de lo que se hace el pan ordinario que llaman casabe, sacose por
suerte por abogado al Señor San Saturnino y cesó luego la plaga; después hubo
otro gusano que se comía la dicha yuca, y echando nueva suerte, salió Señor San
Patricio, más pareciendo al Obispo y Cabildo Eclesiástico que este santo era
poco conocido y extraordinario, se volvió a reiterar la suerte tres veces, y
siempre salió el mismo, conque teniéndolo por notorio milagro, se tomó por
abogado del dicho casabe y se le votó fiesta en ambos Cabildos, haciéndola de
Ciudad, con Misa, sermón y procesión, con que hasta hoy se celebra y guarda sin
que haya habido falta notable,sino en las tormentas, del dicho casabe,
y porque se ha enfriado algo el afecto de los ánimos en su celebración, aunque
siempre se ha continuado, este año de 1641 comenzó otra vez el gusano a
comer la yuca, y haciéndole mucha fiesta [a San Patricio]
con tres procesiones, cesó luego y ha vuelto a reverdecer la yuca,
que son los panes de estas partes, con admiración de los labradores, dándoles
a entender que los Santos no se enojan pero que se obligan».
Si bien es cierto que la primera plaga
a la que alude Torres Vargas – ocurrida en 1513- deja entrever el importante papel
que la yuca y su derivado, el pan de casabe, continuaron teniendo
en el contexto alimentario de los primeros años de la colonización, la mención
de la plaga en la yuca ocurrida 134 años después (1641) reafirma la continuidad
de la centralidad del casabe en la alimentación cotidiana de los 1600`s.
Tan importante era la yuca
para hacer el pan cotidiano, que las procesiones pidiendo la intercesión de San
Patricio para aplacar las plagas - se hicieron tres procesiones al santo en 1641-
demuestran que cuando faltaba el casabe se desataba- como decían en la Europa
de los siglos XVI y XVII- una penuria panis-es decir, una emergencia alimentaria
ocasionada por la ausencia de los frutos básicos en la alimentación de los
pobladores.
En
el Puerto Rico contemporáneo, la devoción a San Patricio es exclusiva de los
feligreses loiceños. Su parroquia fue erigida en 1645 y se levantó bajo la advocación
del santo. Siempre me ha llamado la atención la cercanía de los siguientes
tres eventos: la plaga de la yuca de 1641, la construcción de la parroquia
loiceña en 1645, y la fecha en que se rubrica la carta de Torres Vargas en 1647.
O sea, seis años después de la plaga y dos años después de la construcción de
la iglesia.
Igual
curiosidad me da el hecho de que paralelo a esos tres eventos, ocurre el inicio
del poblamiento de lo que se llamaba San Mateo de Cangrejos, es decir,
lo que hoy va de Santurce hasta Piñones y Loíza. Como es sabido, sus pobladores
iniciales eran africanos esclavos prófugos de las Antillas Menores, y cimarrones
de Puerto Rico que huían del maltrato en las plantaciones azucareras aledañas.[2] Estos ¿habían concocido antes de sus huídas la siembra de la yuca y la confección de casabe, aprendidas de los
descendientes tainos, así como del conocimiento de la yuca y sus derivados en
sus territorios de origen, tanto en el Caribe y en Africa?[3] Es altamente posible.
Me pregunto además si la
penuria panis de 1641 se extendió hasta el territorio fuera de
las murallas sanjuaneras, a San Mateo de Cangrejos. Esto es también altamente posible. Como todo comiente
boricua sabe, las confecciones más tradicionales e históricas hechas con yuca - el casabe,
la tortilla con leche de coco y anís, el rusiau, la empanadilla de yuca y
jueyes-, están asociadas, casi con exclusividad, al paisaje culinario de Loíza ¿Habrá
alguna relación entre la devoción a San Patricio en Loíza y la penuria panis de 1641?
Anualmente,
el 17 de marzo- fecha cuando San Patricio dejó este mundo- se le rinde homenaje
al santo en el municipio de Loíza exclusivamente. ¿Podremos llamarlo ya el
patrón de la yuca? ¡Pienso que sí!
[1]
En una
Ordenanza dirigida por la monarquía española a los oficiales de San Juan en
1515, se alertaba a éstos sobre el bien que haceis en avisar de los
19,000 montones de mantenimientos que habéis mandado plantar, de más de
los 50,000 que había… En la misma oración la monarquía hace el llamado
siguiente: cuidad que se abonen los 30,000 que ha perdido el gusano…”
Véase Manuel BALLESTEROS GARBROIS, La idea colonial de Juan Ponce de León,
San Juan, Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1960, 292 pp., p. 232.
[2] David M, Stark, “Rescued from Their Invisibility: The Afro-Puerto
Ricans of 17th and 18th Century San Mateo de Cangrejos, Puerto Rico”,
en: The Americas, vol. 63 no. 4 April 2007, pp. 551-586.
[3] La yuca fue introducida
a África por los portugueses en 1480, llevada desde Brasil en sus expediciones esclavistas
al Reino del Congo, al norte de Angola. No
obstante, la primera referencia histórica al cultivo de la yuca en Africa es de
1593. Hacia principios del siglo XVII ya era un cultivo básico. Véase
Mary Karash, “Manioc”; en: The Cambridge World History of Food, Cambridge,
2000, Vol.I p. 183.
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