
Pero estos silencios no significan
que el gandul no jugara un papel destacado en los pequeños predios y en la
alimentación de campesinos y esclavos en Puerto Rico a fines del siglo XVIII y
durante la primera parte del siglo XIX, como ocurría en las pequeñas parcelas
campesinas, por ejemplo, en Jamaica, Belice y Barbados. Los silencios se debían,
sin duda, a la subvaloración del gandul- como cultivo y comida- en los
discursos de los “ilustrados” puertorriqueños y los “agricultores de escritorio”.
En la segunda mitad del
siglo XIX ya comenzará a hablarse del gandul – aunque de forma muy paraca- en
la obra El médico botánico criollo de
Renato de Grosourdy (1864)- ahora con el nombre de Cajanus cajans-, y
en los Estudios Sobre la Flora de Puerto
Rico de Agustín Stahl (1883). Finalmente hay una mención a su uso
alimentico en la Revista de Agricultura y
Comercio de Puerto Rico en 1888. En ella se describía al gandul- en el
contexto de la cocina pobre- de la siguiente forma:
“Cajanus indicus: Otra rica y
sabrosa leguminosa que nos ha sido importada de la India. Su cultivo requiere
poco esmero, produce abundante y por largo tiempo, constituyendo una de las
plantas alimenticias más ventajosa a nuestra población pobre.”
Otra cosa
muy distinta será la comparecencia del gandul en los primeros recetarios que se
publicaron en el siglo pasado.
Con eso
vengo y con una receta de sopón de gandules y bollitos, ¡Antes de Noche Vieja!
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