jueves, 3 de septiembre de 2020

El enigma de las Musas: Primicia a la revisión aumentada y actualizada de Puerto Rico en la Olla

Musa paradisiaca A. Stahl (1883) 


 El guineo (Musa sapientium) y el plátano (Musa paradisíaca) son  hierbas gigantes de la familia de las Musas, estirpe que deriva su nombre del árabe norteafricano mouzah (pronunciado como musa). La inmensa diversidad de la familia ha provocado los más denostados esfuerzos para describir sus genealogías botánicas, sus desplazamientos geográficos, las minúsculas diferencias de su morfología y las decenas de nombres  populares que le dieron las poblaciones que conocieron sus frutos mucho antes de la expansión europea por el mundo.

Con todo, la mayoría de los expertos están de acuerdo en el origen surasiático de la familia y sus diversas especies, que abarca regiones que van desde el noreste de India, pasando por Burma, Camboya, partes del sur de China y las islas de Sumatra, Java, Borneo, Filipinas y Formosa.[1].  Pero en términos arqueológicos, botánicos y etnobotánicos, discrepan sobre la compleja evolución prehistórica de la familia, y el desarrollo- por hibridación natural y por selección humana- de ciertas musáceas silvestres poco productivas, algunas prácticamente incomibles-, de las que surgieron, posiblemente hace 7 mil años atrás, las dos especies cultivadas y comestibles más importantes de la familia: la Musa paradisiaca o plátano de cocina, y la Musa sapientium o banano (llamado en Puerto Rico guineo) [2].


Igual no llegan a certidumbres en cuanto a su cronología histórica y sus trayectorias y desplazamientos desde las regiones surasiáticas hacia África del Este y Africa Occidental antes de la expansión marítima de los portugueses  [3]. Incluso hay naturalistas del siglo XVIII, así como geógrafos botánicos del siglo XIX, que piensan que antes de la conquista española había especies de musas «nativas» en algunas regiones subtropicales del continente suramericano[4].


Como quiera que sea, la familia Musácea asiática parece haberse introducido al Caribe a principios del siglo XVI. Si seguimos la Historia General y Natural de las Indias de Gonzalo Fernández de Oviedo, el primer ejemplar de la estirpe musa arribó a La Española en 1516, traído desde la Isla de Gran Canaria por el fraile Tomás de Berlanga[5]. En la narración del suceso, Oviedo establece que los conquistadores llamaron a este ejemplar plátano, no porque tuviera la similitud morfológica que, en efecto, tienen las variedades de musa comestibles, sino porque le adscribieron el nombre del arbusto europeo llamado plátano o plátano de sombra (Platanus hispánica)[6].  Al respecto, el cronista comentó que «[hay] una fruta que acá llaman plátanos; pero en la verdad no lo son, ni estos son árboles, ni los había en estas Indias, é fueron traydos á ellas; más quedarse han con este impropio nombre de plátanos»[7].


Este comentario de Oviedo, quién desde el siglo XVI fue - y sigue siendo- la referencia más citada para declarar el arribo de la musa, la misma que los españoles de la conquista llamaron plátano, siempre me ha generado el dilema respecto de cuál especie de musácea – si la Musa sapientium ( la que llamamos guineo o banano), o la Musa paradisiaca ( la que llamamos plátano) -fue la que trajo el fraile Berlanga en 1516. ¿Habrá sido el guineo el primero en arribar, y muy poco tiempo después el plátano? ¿Habrá sido a la inversa? ¿Habrán sido las dos al mismo tiempo?


Y el dilema me surge porque Oviedo no estaba en La Española en el año que él refiere que arribó la musa.  De hecho, según su escrito, la primera vez que él vio una musa fue en 1520, y no en el Caribe, sino en el Monasterio de San Francisco en la isla de Gran Canaria.


Por otro lado, hay estudios que muestran la variedad de términos vernáculos precolombinos que existían referentes al plátano y al guineo en lenguas africanas, los que han sido responsables de decenas de estudios sobre la evidencia lingüística de musáceas en las sociedades de Africa Occidental.  En efecto, el etnobotánico Roger Blench encuentra 11 formas diferentes de nombrar al plátano, y 8 formas de nombrar al guineo en las sociedades bantues del Africa Occidental[8].  


El dilema se convierte en rompecabezas cuando uno se da cuenta que la literatura sobre la nomenclatura de las musas en los lenguajes occidentales es tan extensa como contradictoria, sobre todo  respecto a los vocablos que a la larga prevalecieron para nombrar una y otra fruta. Por ejemplo, los antiguos viajeros portugueses llamaron bonano al guineo (a la Musa sapientium, que comemos cruda), tomando la palabra de leguajes del Congo y  de Guinea Ecuatorial.  De ahí derivó al inglés como banana, y al francés banane [9]. Es curioso que este no fuera el nombre adscrito por los cronistas- en caso de que hubiera sido la Musa sapientium la que arribó en 1516-, y se limitaran a nombrarla plátano. 


Más curioso es que no se haya adoptado el nombre guineo- si es que fue la Musa sapientium la que llegó al Caribe desde Canarias en 1516- cuando los expertos de la historia agrícola de las Islas Canarias reconocen que fue de Guinea desde dónde los portugueses llevaron a las musas al archipiélago canario[10].


Igualmente abona al enigma el hecho de que, en el Archipiélago malayo- desde donde se llevaron las musas a la costa oriental y occidental africana-, se usara el término pisang, (traducido a los lenguajes occidentales como plátano), y se empleara el mismo vocablo malayo (pisang) para nombrar tanto al guineo (Musa sapientium) como al plátano (Musa paradisiaca)[11].  


Todo esto puede inducir a errores historiográficos.  Entonces ¿cómo resolvemos el misterio?

 



[1] Véase Alphonse de Candolle, Origin of Cultivated Plants, New York, Appleton, 1885, 488 pp., pp. 306-307. También John McEwan Dalziel, Useful Plants of Western Tropical Africa, London, Royal Botanic Gardens, IV vols., (edición original de 1937, revisada en 1985) y Norman Willinson Simmonds, The Evolution of the Bananas London, Longmans, 1962, 512 pp.

[2] Véase Simmonds, The Evolution of the Banana, p. 53; Simmonds y K. Shepherd, «The taxonomy and origins of the cultivated bananas»; en: Botanical Journal of the Linnean Society, vol. 55, núm 359, diciembre de 1955, pp. 302-312, p. 303, y Simmonds, «Where our bananas come from»; en: New Scientist, núm. 307, 4 de octubre de 1962, pp. 36-39, p.38.  También Xavier Perrier, Edmond De Langhe, et.al.,«Combining biological approaches to shed light on the evolution of edible bananas»; en: Ethnobotany Research and Applications: A Journal of Plants, People and Applied Research, vol. 7, 2009, pp. 199-216, pp. 202-204; y de los mismos autores, «Multidisciplinary perspectives on banana (Musa spp.) domestication»; en: .

 [3] Roger Blench, «Bananas and Plantains in Africa: Re-interpreting the linguistic evidence»; en: Ethnobotany Research and Application: A Journal of Plants, People and Applied Research,  vol. 7, 2009, pp. 363-380, p. 365, 366 y 370; Tadeusz Lewicki, West African Food in the Middle Ages According to Arabic Sources, Cambridge University Press, 1974, 262 pp.

 [4] Véase, José Eusebio del Llano y ZapataMemorias histórico, físicas, crítico, apologéticas de la América Meridional (Manuscrito, 1765, edición y estudios: Ricardo Ramírez, Antonio Garrido, Luis Millones, Víctor Peralta y Charles Walker), Lima, 2005, Tomo II, «Reino Vegetal»;) y Edward Lewis Sturtevant, Notes on Edible Plants (Manuscrito de 1887, estudio preliminar: U.P. Hedrick), State of New York Department of Agriculture, 20th Annual Report, Vol. II., Part II. 1919, 686 pp., p. 373.

[5] Oviedo, Historia General y Natural de las Indias, Lib. VIII, Cap. I. pp. 290-293.

[6] Ibídem.

[7] Ibídem.

[8]  Blench, p. 365.

[9] Bulletin of Miscellaneous Information, «Species and principal varieties of Musa»; en: Royal Botanic Gardens, núm. 92, Agosto 1894, pp. 229-314, p. 253.

[10] Germán Santa Pérez, Marcos Salas Pascual y M. Teresa Cáceres, «Historia de la Incorporación de cultivos africanos en Canarias durante los siglos XV al XVIII»; en: Revista de Historia Canaria, vol. 20 abril 2004, pp-219-234, p. 225.

[11] Ernest Entwistle Cheesman (1898-1983)-, en su  «Classification of the Bananas»; en: Royal Botanical Garden, Kew Bulletin, vol. 3, núm. 2, 1948, pp.45-153, p. 145 y 150 p. 149

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