El guineo (Musa sapientium) y el plátano (Musa
paradisíaca) son hierbas gigantes de
la familia de las Musas, estirpe que deriva su nombre del árabe norteafricano mouzah
(pronunciado como musa). La inmensa
diversidad de la familia ha provocado los más denostados esfuerzos para
describir sus genealogías botánicas, sus desplazamientos geográficos, las
minúsculas diferencias de su morfología y las decenas de nombres populares que le dieron las poblaciones que
conocieron sus frutos mucho antes de la expansión europea por el mundo.
Con
todo, la mayoría de los expertos están de acuerdo
en el origen surasiático de la familia y sus diversas especies, que
abarca regiones que van desde el noreste
de India, pasando
por Burma, Camboya,
partes del sur de China y las islas de Sumatra, Java, Borneo, Filipinas
y Formosa.[1].
Pero en
términos arqueológicos, botánicos y etnobotánicos, discrepan sobre la compleja
evolución prehistórica de la familia, y el desarrollo- por hibridación natural
y por selección humana- de ciertas musáceas silvestres poco productivas,
algunas prácticamente incomibles-, de las que surgieron, posiblemente hace 7
mil años atrás, las dos especies cultivadas y comestibles más importantes de la
familia: la Musa paradisiaca o plátano de cocina, y la Musa sapientium o banano (llamado en Puerto Rico guineo) [2].
Igual no llegan a certidumbres en
cuanto a su cronología histórica y sus trayectorias y desplazamientos
desde las regiones surasiáticas hacia
África del Este y Africa Occidental antes de la expansión marítima de los
portugueses [3].
Incluso hay naturalistas del siglo XVIII, así como geógrafos botánicos del
siglo XIX, que piensan que antes de la conquista española había especies de
musas «nativas» en algunas regiones subtropicales del continente
suramericano[4].
Como quiera que sea, la familia Musácea asiática parece haberse introducido al Caribe a principios del siglo
XVI. Si seguimos la Historia General y Natural de las Indias de Gonzalo Fernández de Oviedo, el primer ejemplar de la estirpe
musa arribó a La Española en 1516, traído desde la Isla de Gran Canaria por el
fraile Tomás de Berlanga[5].
En la narración del suceso, Oviedo establece que los conquistadores llamaron a
este ejemplar plátano, no porque tuviera la similitud morfológica
que, en efecto, tienen las variedades de musa comestibles, sino porque
le adscribieron el
nombre del arbusto europeo llamado plátano o plátano de sombra (Platanus
hispánica)[6]. Al respecto,
el cronista comentó que «[hay] una fruta que acá llaman plátanos; pero
en la verdad no lo son, ni estos son árboles, ni los había en estas Indias, é
fueron traydos á ellas; más quedarse han con este impropio nombre de plátanos»[7].
Este comentario de Oviedo, quién desde el siglo XVI fue - y sigue
siendo- la referencia más citada para declarar el arribo de la musa, la misma que
los españoles de la conquista llamaron plátano, siempre me ha generado el dilema respecto de cuál
especie de musácea –
si la Musa
sapientium ( la que llamamos guineo o banano), o la Musa paradisiaca ( la que llamamos plátano) -fue
la que trajo el fraile Berlanga en 1516. ¿Habrá sido el guineo el primero en
arribar, y muy poco tiempo después el plátano? ¿Habrá sido a la inversa? ¿Habrán
sido las dos al mismo tiempo?
Y el
dilema me surge porque Oviedo no estaba en La Española en el año que él refiere
que arribó la musa. De hecho, según su
escrito, la primera vez que él vio una musa fue en 1520, y no en el Caribe,
sino en el Monasterio de San Francisco en la isla de Gran Canaria.
Por
otro lado, hay estudios que muestran la variedad de términos
vernáculos precolombinos que existían referentes al plátano y al guineo en lenguas africanas, los
que han sido responsables de decenas de estudios
sobre la evidencia lingüística de musáceas en las sociedades de Africa
Occidental. En efecto, el etnobotánico
Roger Blench encuentra 11 formas diferentes de nombrar al plátano, y 8 formas
de nombrar al guineo en las sociedades bantues del Africa Occidental[8].
El dilema se convierte en rompecabezas cuando uno se da cuenta que la literatura sobre la nomenclatura de las musas en los lenguajes occidentales es tan extensa como contradictoria, sobre todo respecto a los vocablos que a la larga prevalecieron para nombrar una y otra fruta. Por ejemplo, los antiguos viajeros portugueses llamaron bonano al guineo (a la Musa sapientium, que comemos cruda), tomando la palabra de leguajes del Congo y de Guinea Ecuatorial. De ahí derivó al inglés como banana, y al francés banane [9]. Es curioso que este no fuera el nombre adscrito por los cronistas- en caso de que hubiera sido la Musa sapientium la que arribó en 1516-, y se limitaran a nombrarla plátano.
Más curioso es que no se haya adoptado el nombre guineo- si es que fue la Musa sapientium la que llegó
al Caribe desde Canarias en 1516- cuando los expertos de la historia agrícola
de las Islas Canarias reconocen que fue de Guinea desde dónde los portugueses llevaron a las musas al archipiélago canario[10].
Igualmente abona al enigma el hecho de que, en el Archipiélago malayo- desde donde se llevaron las musas a la costa oriental y occidental africana-, se usara el término pisang, (traducido a los lenguajes occidentales como plátano), y se empleara el mismo vocablo malayo (pisang) para nombrar tanto al guineo (Musa sapientium) como al plátano (Musa paradisiaca)[11].
Todo
esto puede inducir a errores historiográficos.
Entonces ¿cómo resolvemos el misterio?
[1] Véase Alphonse de Candolle,
Origin of Cultivated
Plants, New York, Appleton,
1885, 488 pp., pp. 306-307. También John McEwan Dalziel, Useful Plants of Western
Tropical Africa, London, Royal
Botanic Gardens, IV vols., (edición original de 1937, revisada en 1985) y Norman Willinson Simmonds, The
Evolution of the Bananas London, Longmans,
1962, 512 pp.
[2] Véase Simmonds,
The Evolution of the Banana, p. 53; Simmonds y K. Shepherd, «The
taxonomy and origins of the cultivated bananas»; en: Botanical Journal
of the Linnean Society, vol. 55, núm 359, diciembre de 1955, pp. 302-312,
p. 303, y Simmonds, «Where our
bananas come from»; en: New Scientist, núm. 307, 4 de octubre de 1962,
pp. 36-39, p.38. También Xavier Perrier, Edmond De Langhe, et.al.,«Combining biological approaches to shed light on the evolution of edible
bananas»; en: Ethnobotany Research and Applications: A Journal of Plants,
People and Applied Research, vol. 7, 2009, pp. 199-216, pp. 202-204; y de
los mismos autores, «Multidisciplinary perspectives on banana (Musa spp.)
domestication»; en: .
[3] Roger Blench,
«Bananas and Plantains in Africa: Re-interpreting the linguistic
evidence»; en: Ethnobotany Research and Application: A Journal of Plants,
People and Applied Research, vol. 7,
2009, pp. 363-380, p. 365, 366 y 370; Tadeusz Lewicki,
West
African Food in the Middle Ages According to Arabic Sources,
Cambridge University Press, 1974, 262 pp.
[4] Véase, José Eusebio del Llano y Zapata, Memorias histórico,
físicas, crítico, apologéticas de la América Meridional (Manuscrito, 1765,
edición y estudios: Ricardo Ramírez, Antonio Garrido, Luis Millones, Víctor
Peralta y Charles Walker), Lima, 2005, Tomo II, «Reino Vegetal»;) y Edward Lewis Sturtevant, Notes
on Edible Plants (Manuscrito de 1887, estudio preliminar: U.P. Hedrick),
State of New York Department of Agriculture, 20th Annual Report,
Vol. II., Part II. 1919, 686 pp., p. 373.
[5] Oviedo, Historia General y Natural de las Indias, Lib. VIII, Cap. I. pp. 290-293.
[6] Ibídem.
[7] Ibídem.
[8]
Blench, p. 365.
[9] Bulletin of Miscellaneous Information,
«Species and principal varieties of Musa»; en: Royal Botanic Gardens,
núm. 92, Agosto 1894, pp. 229-314, p. 253.
[10] Germán Santa Pérez, Marcos Salas Pascual y M. Teresa
Cáceres, «Historia de la Incorporación de cultivos africanos en
Canarias durante los siglos XV al XVIII»; en: Revista de Historia Canaria,
vol. 20 abril 2004, pp-219-234, p. 225.
[11] Ernest Entwistle Cheesman (1898-1983)-, en su «Classification
of the Bananas»; en: Royal Botanical Garden, Kew Bulletin, vol. 3, núm.
2, 1948, pp.45-153, p. 145 y 150 p. 149
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