domingo, 10 de febrero de 2013

Ésa Basura de Nick


Luego de tres intentos fallidos- no sabía el horario del Museo de las Américas- ayer me dispuse ir a ver ésa Basura de Nick Quijano. Mientras subía la Calle del Cristo continuaba dudando sobre los comentarios de mis colegas que habían visitado la Basura de Quijano.
¿Cómo es posible que una suela de zapato desgastada cobre vida después de cientos y cientos de millas andadas? Ya lo ha dicho el dicho !p'a fuera zapato viejo! Es decir, p`a fuera la memoria, pues no hemos hecho camino al andar.
Igual digo de una de chancleta "metedeo". ¿Cómo la Basura de Quijano pretende que ella deje de oler a hule y a tufo de pellejo podrido para ser el piso de una fuente con chorros de colores de caucho?
Mira p`a allá. Y que con lozas desgastadas por sal atlántica, con tacones que exilió un zapatero de su taller, se haga el cuerpo de un artista con su paleta y su pincel y su boina calada y su bigote y su pajarita y sus piernas cruzadas como si posara para una foto de revista chic.
Y que con botellas plásticas vacías -que todavía deben tener olor a refresco de coco extra dulce - con "high fructose corn syrup" y ése "artificial tropical flavor" que se le añade– ahora nuestro paladar memoria  se construye- se hagan nubes, copos de nubes que sirvan de escenario a un gigantesco nido de ave hecho con varillas mohosas y mangas roídas.
Entré, y mi escepticismo se esfumó de golpe. No sólo  los objetos cobraban otra vida después de su muerte funcional - los soldaditos de plástico ya no irían a jugar a  la guerra con el niño- sino que prometían vivir en  las posibilidades de la imaginación de un futro en paz.
 Un mapamundi marcado por la basura que le hemos metido a este cuerpo natural que es la Tierra – basura institucional, cenizas industriales, plásticos de biodegradación  cuasi eterna , huellas profundas de carbono sobre la capa de ozono- de  las potencias industriales históricas, pero de los países emergentes también-,  nos regala una didáctica del desperdicio.
De la mano del propio Nick,  llegamos a darle un vuelco a la idea de que la basura es un objeto que sólo afea. Es, además, estética, transformada por la imaginación del Quijote Quijano, algo así como una llave para  salir del “confort zone”  en que vivimos a fin de  modificar nuestras conductas cotidianas.
Bravo Nick. Bravísimo. Pero sólo una cosa…Luego te invito a un café y hablamos del desperdicio  alimenticio, de los millones de libras de alimentos que tiramos al zafacón todos los días.


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